Las mujeres trabajadoras tienen un gran dilema: o los niños o la carrera profesional.
Tienen miedo de perder su empleo si deciden ser madres y no les faltan motivos: el 95% de las mujeres con contrato temporal no son renovadas cuando se quedan embarazadas.
Este porcentaje no mejora pese a las políticas de igualdad, lo que refleja que éste es un problema enquistado en la sociedad.
Las 340.300 mujeres con empleo temporal que hay en la región "tienen que optar por la maternidad o por el trabajo. Una misma se autocensura por el riesgo a perderlo", lamenta Carmen Laviña.
Acceder al empleo tampoco es fácil. "Si están embarazadas nadie las contrata", apunta Pilar Morales.
Pero tener un contrato fijo tampoco es una garantía.
"Las empresas suelen relegar a las embarazadas, les coaccionan para que no disfruten de sus derechos por maternidad y les hacen la vida imposible", explica Melina Perugini.
El 30% de las trabajadoras que se quedan embarazadas abandonan el mercado laboral. Pero el resto lucha por sus derechos (conservar su empleo, baja por maternidad y paternidad, y reducción de jornada por lactancia).
Si sus jefes no se los conceden les llevan a juicio y, en el 90% de los casos, acaban ganando.
"La discriminación laboral a las embarazadas ha existido siempre, pero ahora es cuando se denuncia, sobre todo a partir de la Ley de Igualdad", explica Perugini.
"La discriminación laboral a las embarazadas ha existido siempre, pero ahora es cuando se denuncia, sobre todo a partir de la Ley de Igualdad", explica Perugini.
En su despacho, el 20% de las consultas son de trabajadoras que esperan un hijo, mientras que hace cinco años sólo era una de cada cien.