miércoles, 4 de junio de 2008

Peak oil?

Los precios del petroleo se disparan, y nadie acierta a saber cuando se detendrán. Los analistas y “expertos” como siempre empiezan con sus cábalas sobre las posibles causas: especulación, crisis en los países productores, aumento de la demanda, etc. Sin embargo se empiezan a visualizar nuevas cuestiones distintas a todas ellas. Después de todo, cuando el petróleo se mantenía estable, en torno a los 20-40 $ por barril, también se daban todas éstas causas. ¿Que está pasando ahora?

En realidad, se está cumpliendo algo pronosticado en los años 50 por el geólogo Hubbert: El pico del petróleo. En la famosa curva de Hurbert, con forma de campana, se aprecia el crecimiento de la producción de petroleo, una fase mesetaria en la cima, y a continuación una rápida caída. Ésta curva es valida para yacimientos individuales, países o la producción global. Cuando hablamos de los 2 primeros, la solución cuando llega esa caída es suplir el declive de dichas producciones con otras. Pero, y cuando es la producción global la que decae?

Hubbert ya lo pronosticó todo hace 50 años con una precisión asombrosa. Él preveía que el cénit de la producción sería entre el año 2000 y el 2010. Los efectos del cenit: paso de la era del petroleo barato al petroleo caro, imposibilidad de aumentar la producción (lleva 4 años estancada en 85 millones de barriles al año, pese a que la demanda no deja de crecer), inicio de problemas de abastecimiento y crisis en distintos puntos del planeta, guerras por petróleo… todo se cumple a rajatabla. Lo mismo ocurre con las producciones de gas natural y carbón, las cuales además acelerarán su caído conforme se vaya acelerando su uso como materia prima para fabricar petróleo sintético. Pero, ¿y después?

Vamos a responder primero a otra pregunta. ¿Hay sustituto al petróleo y al resto de combustibles fósiles? Respecto al día de hoy, la respuesta es obvia: No. Pero, ¿y para el futuro? Analicemos las distintas opciones que se nos plantean.

Energías limpias: Opción que cada vez es más necesaria, pero poco desarrollada aún (especialmente en España). Sin embargo, aún cubriendo todo el planeta de paneles solares y molinos eólicos solo se alcanzaría un pequeño porcentaje de la energía generada por el petróleo, salvando alguna excepción con mejores condiciones como es Islandia. Éstas energías son más necesarias que nunca, pero no son un sustituto al petróleo.Energía nuclear: Ahora que se empieza a vislumbrar la posibilidad de crisis se reabre el debate sobre su uso. Sin embargo, obviando el tema de residuos, seguridad, etc. surge otro problema: Las reservas de uranio están cifradas en 250 años, cifra que se reduciría drásticamente en caso de un uso masivo, por lo que estaríamos en las mismas. Además Francia, país que ha optado por un modelo energético “nuclear” solo consigue producir un 20% de su consumo energético de ésta fuente. Respecto a la fusión, si es que ésta es posible algún día, ésta no podría ser operativa como mínimo hasta dentro de 50 años.Biocombustibles: Ahora se está empezando a popularizar su uso… y empiezan los problemas. Provocan subidas del precio de los alimentos, talas masivas de bosques y selvas, condenan a una parte de la población mundial al hambre… y eso que acaban de empezar a implantarse. Ya son muchas las voces que se alzan contra éste tipo de combustibles, e incluso la UE ha paralizado sus objetivos de implantación. Y más, cuando la crisis alimentaria también está a la vuelta de la esquina. Además se necesitarían varios planetas tierra enteramente cultivados para sustituir al petróleo con ésta fuente. Por lo tanto no es una solución, solo un parche temporal con muchos problemas a cambio.Hidrógeno: Realmente no es una fuente de energía, ya que para obtener hidrógeno siempre hay que partir de otra fuente energética, y gastar más energía original que la que luego se obtendrá con el Hidrógeno. Por lo tanto a efectos ambientales bien, pero a efectos energéticos, no supone ningún tipo de alternativa.

El problema del Cenit del petróleo ha sigo algo a lo que ni la prensa ni la sociedad en general ha hecho mucho caso. Todo el mundo contaba con que quedaba mucho para que se acabe el petróleo, y cuando se acabase, pues “ya inventarán algo”. Especialmente escépticos han sido los economistas, que en torno a ésta cuestión son considerados los optimistas (mientras que son los que no tienen ni la más remota idea), mientras que los geólogos son los “pesimistas”. ¿Curioso, no?

Sin embargo algo empieza a cambiar. Gran parte de la prensa mundial empieza a debatir sobre el tema, al darse cuenta de que algo pasa con los altos precios del petróleo. Incluso países como Suecia empiezan a trazar planes para intentar sustituir al petróleo, y entre la educación de los niños se incluyen clases sobre sostenibilidad y transición a un mundo de baja energía. En nuestro país la prensa es bastante reacia a introducir ésta problemática (como siempre, en España los últimos), sin embargo tímidamente van apareciendo informaciones y debates al respecto. Diarios como El País o la Vanguardia ya redactan artículos en el que vislumbran la posibilidad de que nos estemos quedando sin oro negro. Incluso el Expansión o el 5 días, diarios economistas y por lo tanto los que más niegan la realidad de la naturaleza, empiezan a hablar del tema, sin nombrar explícitamente al Peak Oil, pero admitiendo problemas estructurales en la producción.
Hace unos años, se creó una asociación independiente llamada ASPO (Association for the study of the Peak Oil), implantada actualmente en bastantes países, entre ellos el nuestro. En ella estudian la evolución de la producción y precio del petróleo, elaboran previsiones en base a los datos y también estudian la posible implantación de alternativas. Sus datos de cara al futuro no son, ni mucho menos, alentadores.

Más preocupantes son los informes de la Agencia internacional de la energía (AIE), preocupantes porque, pese a ser más optimistas que otras asociaciones como la ASPO, son un órgano del sistema, creado por la ONU, y por lo tanto, podríamos decir que es la visión oficial. Éste órgano al principio seguía la sintonía del sistema y de la sociedad de que quedaba mucho petróleo y era algo de lo que aún no había que preocuparse, hasta que fue variando su discurso y el pasado año ya publicó un informe en el que advertía de una grave crisis de desabastecimiento energético para 2015. Ahora está preparando un nuevo informe que verá la luz en octubre de éste año, en el cual adelantará esa previsión y agravará sus efectos. Según algunos expertos, está será la definitiva luz de alarma que hará ver al mundo la gravedad de la situación, y que ése fantasma que veíamos tan lejano ya está llamando a nuestra puerta mientras nosotros estamos en bragas.
Y ahora, retomando la pregunta del principio… cuales pueden ser las consecuencias futuras de la crisis si de verdad estamos en el Peak Oil? Realmente podríamos vivir con muchísima menos energía de la que gastamos, pero en una economía capitalista y global como la actual, donde se han construido unos modelos absurdos de ciudad, donde todo el mundo trabaja en el centro pero vive a muchísimos kilómetros en las afueras, donde cualquier producto se fabrica cogiendo las materias primas de un sitio, transportándolo a otro y vendiéndolo en otro… en resumen, un modelo económico y social derrochador de energía y que depende de ésta como del oxígeno para vivir… sin duda el colapso en caso de transición a un mundo de baja energía puede ser de órdago. Y para terminar de arreglarlo, otras crisis que empiezan a vislumbrarse y que se agravarían notoriamente en caso de crisis energética: falta de agua, de alimentos, crisis medioambiental, crisis económicas (eso de que el 90% del dinero del mundo no exista de verdad no puede traer nada bueno),y en la vieja Europa crisis étnicas las cuales van cada día a más con el aumento de la inmigración y el empeoramiento del nivel de vida.

¿Hay solución para el futuro? La única solución viable, a falta de sustitutos reales a los combustibles fósiles, es el decrecimiento. Sin embargo, parece claro que los políticos no harán nada al respecto. ¿A caso a los mercaderes de los votos se les ocurriría imponer medidas impopulares y en muchos casos drásticas a la población? En caso de que un partido del sistema lo hiciese, el contrario, aún plenamente consciente de la situación, se situaría en contra de dichas medidas para llevarse el voto de calle. Además, los mafiosos y delincuentes que han forjado éste sistema no creo que estén muy por la labor de desmontarlo. Por lo tanto, parece ser que será la naturaleza la que tendrá que imponer dicho decrecimiento al descender la cantidad de energía disponible, y desde luego, no será agradable. La civilización industrial ha crecido al compás de los combustibles fósiles, pero la desaparición de éstos puede hacer que se derrumbe como un castillo de naipes.

Solo una concienciación ciudadana sobre el tema podría paliar (que no evitar) el desastre. Aunque con el materialismo y el egoísmo actual, casi que es más improbable dicha solución que la de los políticos.

Las preguntas de cara al futuro son muchas: ¿Estamos entrando realmente en la fase final del petróleo? ¿Cuál será el futuro? ¿Será ésta la causa del final del sistema? ¿Estaremos en éstos momentos empezando a escribir la historia? Solo el tiempo tiene las respuestas, y creo que no habrá que esperar mucho para ir viendo algunas.

Más información en www.crisisenergetica.org

David.