Ha pasado ya un mes desde el fatídico accidente de Barajas. Mucho ha sido lo dicho, lo escrito, y sobre todo, lo manipulado sobre este trágico hecho. Vayamos con algunas consideraciones:
- Se ha realizado desde todos los medios una brutal caza de brujas contra Spanair, informando de cada aterrizaje de emergencia, de cada vuelo anulado, de cada problema técnico, de cada retraso, incluso relatando averías y problemas pasados. Todo esto como si fuese la única compañía aérea en la que ocurren este tipo de situaciones o hubiese empezado a pasar ahora, cuando son algo cotidiano en la aviación. Incluso algún avión que aterrizó de emergencia por un problema menor y para nada grave, se le presentó en la prensa como “salvado por los pelos”. Para ser honestos, es difícil apartar las sospechas de la compañía, ya que ya se avisaba desde hace tiempo que con la actual crisis del sector aéreo, las compañías más sumidas en dicha crisis podrían estar recortando gastos en seguridad, y sobre todo en España, el país de las chapuzas por excelencia. Pero lo cierto es que sus aviones han pasado todas las inspecciones nacionales y europeas sin ningún problema, y hasta que se resuelva la investigación, Spanair es completamente inocente. Con esta caza de brujas solo han conseguido agravar y posiblemente hundir de por vida a la compañía, la cual, puede que al final esté exenta de toda culpa, aparte de crear una psicosis absurda entre la población.
- La misma suerte ha corrido el modelo del avión, el MD-82, el cual estadísticamente es uno de los más seguros de la historia. Se ha arremetido contra su antigüedad al tener 15 años (la vida media de un avión civil es de 30 años), se ha insistido en que muchas compañías están retirándolos (los cual es cierto, pero por su elevado consumo, no por su seguridad, sin embargo la prensa nunca mencionó el motivo y daba a entender que era por ser inseguro), se ha relatado todos los accidentes que ha sufrido dicho modelo (como si los demás modelos nunca hubieran sufrido ningún rasguño), en resumen, otra caza de brujas sin fundamento ni argumentos, únicamente con el afán de alimentar el morbo.
- Se han dado informaciones, incluso muchas veces en portada o en espacios privilegiados, totalmente carentes de rigor y de veracidad. Se ha dicho que si un pasajero vio una luz roja (¿desde cuando los pasajeros tienen acceso a testigos de advertencia o peligro?), se ha dado voz a supuestos expertos diciendo tonterías, en supuestos cargos que no existían o no ostentaban, se ha utilizado un lenguaje inexistente en la aviación o de uso distinto (alerones, freno de mano…), etc. Además desde prácticamente el momento del accidente aparecieron informaciones falsas, como el supuesto incendio del motor, el cual se ha demostrado que no existió.
- Se ha alimentado el morbo y el lagrimeo fácil hasta límites insospechados. Hemos visto un tratamiento mediático muy distinto, por ejemplo, del que reciben las víctimas de tráfico, las cuales en menos de un mes en España ya superan la cifra de víctimas del accidente aéreo. Somos conscientes de que un accidente aéreo es mucho más espectacular, y al venir todas las víctimas “de golpe” es bastante más impactante, pero la búsqueda del morbo ha sido espectacular. Hemos visto como contaban historias personales de las víctimas, como los familiares han sido acosados sin ningún tipo de escrúpulos por parte de los periodistas, incluso en el colmo de la desfachatez, hemos podido ver reporteros de cierto programa de marujas grabando en directo el despegue del mismo vuelo el día después, lo cual, aparte de mostrar su absoluta carestía de moral y ética, es constitutivo de delito (no se pueden utilizar aparatos electrónicos durante el despegue y el aterrizaje).
En resumen: se ha dado un tratamiento totalmente absurdo, mórbido, tergiversador, y que al final lo único que ha conseguido, aparte de entorpecer las labores de investigación, hundir a una compañía de la cual aún no se ha demostrado nada y aumentar el miedo a volar, cuando a día de hoy el avión sigue siendo estadísticamente el medio de transporte más seguro. Todos sabemos a estas alturas lo que es la prensa, pero esto ha superado ampliamente toda su manipulación y bajeza habituales.
Para colmo los políticos no han ayudado precisamente a mejorar la situación, hablando también muchas veces de lo que no tienen ni idea, y metiendo prisa a los investigadores. Una investigación requiere su tiempo, hay que recrear exactamente todo lo que ocurrió, lo cual no es poco ya que un avión no se viene abajo por un solo fallo, por grave que éste sea, sino por un cúmulo de fallos y de mala suerte. Todos queremos saber qué pasó y que paguen los culpables, pero para hacerlo bien, se requiere el tiempo necesario.
Ahora el tiempo ha pasado y todo vuelve a la normalidad: la prensa a sus estupideces diarias, los políticos a sus mentiras habituales, la opinión pública a sus temas “transcendentales” como son el duque, la nariz de la Leticia esa o si el Madrid ficha o no ficha, así que ahora es tiempo de que los investigadores trabajen con calma, y cuando saquen sus conclusiones, que los responsables, sean la compañía aérea, mantenimiento, o quién sea, paguen como deben. Sólo esperamos, que ya sea por intereses políticos, económicos, etc, no se quede “misteriosamente” sin resolver, o se le eche la culpa al piloto y se cierre ahí la cosa. Después de todo antecedentes no faltan, por no remontarnos muy lejos, sólo hay que mirar al caso del metro de Valencia.
Secretaría de Comunicación del MSR Madrid
- Se ha realizado desde todos los medios una brutal caza de brujas contra Spanair, informando de cada aterrizaje de emergencia, de cada vuelo anulado, de cada problema técnico, de cada retraso, incluso relatando averías y problemas pasados. Todo esto como si fuese la única compañía aérea en la que ocurren este tipo de situaciones o hubiese empezado a pasar ahora, cuando son algo cotidiano en la aviación. Incluso algún avión que aterrizó de emergencia por un problema menor y para nada grave, se le presentó en la prensa como “salvado por los pelos”. Para ser honestos, es difícil apartar las sospechas de la compañía, ya que ya se avisaba desde hace tiempo que con la actual crisis del sector aéreo, las compañías más sumidas en dicha crisis podrían estar recortando gastos en seguridad, y sobre todo en España, el país de las chapuzas por excelencia. Pero lo cierto es que sus aviones han pasado todas las inspecciones nacionales y europeas sin ningún problema, y hasta que se resuelva la investigación, Spanair es completamente inocente. Con esta caza de brujas solo han conseguido agravar y posiblemente hundir de por vida a la compañía, la cual, puede que al final esté exenta de toda culpa, aparte de crear una psicosis absurda entre la población.
- La misma suerte ha corrido el modelo del avión, el MD-82, el cual estadísticamente es uno de los más seguros de la historia. Se ha arremetido contra su antigüedad al tener 15 años (la vida media de un avión civil es de 30 años), se ha insistido en que muchas compañías están retirándolos (los cual es cierto, pero por su elevado consumo, no por su seguridad, sin embargo la prensa nunca mencionó el motivo y daba a entender que era por ser inseguro), se ha relatado todos los accidentes que ha sufrido dicho modelo (como si los demás modelos nunca hubieran sufrido ningún rasguño), en resumen, otra caza de brujas sin fundamento ni argumentos, únicamente con el afán de alimentar el morbo.
- Se han dado informaciones, incluso muchas veces en portada o en espacios privilegiados, totalmente carentes de rigor y de veracidad. Se ha dicho que si un pasajero vio una luz roja (¿desde cuando los pasajeros tienen acceso a testigos de advertencia o peligro?), se ha dado voz a supuestos expertos diciendo tonterías, en supuestos cargos que no existían o no ostentaban, se ha utilizado un lenguaje inexistente en la aviación o de uso distinto (alerones, freno de mano…), etc. Además desde prácticamente el momento del accidente aparecieron informaciones falsas, como el supuesto incendio del motor, el cual se ha demostrado que no existió.
- Se ha alimentado el morbo y el lagrimeo fácil hasta límites insospechados. Hemos visto un tratamiento mediático muy distinto, por ejemplo, del que reciben las víctimas de tráfico, las cuales en menos de un mes en España ya superan la cifra de víctimas del accidente aéreo. Somos conscientes de que un accidente aéreo es mucho más espectacular, y al venir todas las víctimas “de golpe” es bastante más impactante, pero la búsqueda del morbo ha sido espectacular. Hemos visto como contaban historias personales de las víctimas, como los familiares han sido acosados sin ningún tipo de escrúpulos por parte de los periodistas, incluso en el colmo de la desfachatez, hemos podido ver reporteros de cierto programa de marujas grabando en directo el despegue del mismo vuelo el día después, lo cual, aparte de mostrar su absoluta carestía de moral y ética, es constitutivo de delito (no se pueden utilizar aparatos electrónicos durante el despegue y el aterrizaje).
En resumen: se ha dado un tratamiento totalmente absurdo, mórbido, tergiversador, y que al final lo único que ha conseguido, aparte de entorpecer las labores de investigación, hundir a una compañía de la cual aún no se ha demostrado nada y aumentar el miedo a volar, cuando a día de hoy el avión sigue siendo estadísticamente el medio de transporte más seguro. Todos sabemos a estas alturas lo que es la prensa, pero esto ha superado ampliamente toda su manipulación y bajeza habituales.
Para colmo los políticos no han ayudado precisamente a mejorar la situación, hablando también muchas veces de lo que no tienen ni idea, y metiendo prisa a los investigadores. Una investigación requiere su tiempo, hay que recrear exactamente todo lo que ocurrió, lo cual no es poco ya que un avión no se viene abajo por un solo fallo, por grave que éste sea, sino por un cúmulo de fallos y de mala suerte. Todos queremos saber qué pasó y que paguen los culpables, pero para hacerlo bien, se requiere el tiempo necesario.
Ahora el tiempo ha pasado y todo vuelve a la normalidad: la prensa a sus estupideces diarias, los políticos a sus mentiras habituales, la opinión pública a sus temas “transcendentales” como son el duque, la nariz de la Leticia esa o si el Madrid ficha o no ficha, así que ahora es tiempo de que los investigadores trabajen con calma, y cuando saquen sus conclusiones, que los responsables, sean la compañía aérea, mantenimiento, o quién sea, paguen como deben. Sólo esperamos, que ya sea por intereses políticos, económicos, etc, no se quede “misteriosamente” sin resolver, o se le eche la culpa al piloto y se cierre ahí la cosa. Después de todo antecedentes no faltan, por no remontarnos muy lejos, sólo hay que mirar al caso del metro de Valencia.
Secretaría de Comunicación del MSR Madrid