viernes, 28 de noviembre de 2008

Cultura Alternativa VI

Charles Baudelaire, poeta maldito por su vida bohemia. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo elevado y lo grosero, el ideal y el aburrimiento angustioso, se corresponde con un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida urbana. El poeta se entrega al vicio pero sólo consigue el hastío (spleen, como se decía en la época), al mismo tiempo que anhela la belleza y nuevos espacios. Estableció para la poesía una estructura basada en las "Correspondencias" o trasvases perceptivos entre los distintos sentidos. Las correspondencias equivalen a audaces imágenes sensoriales que representan la caótica vida espiritual del hombre moderno.

Charles Baudelaire (1821-1867).

Les Fleurs du Mal.

V

J’aime le souvenir de ces époques nues,
dont Phœbus se plaisait à dorer les statues.
alors l’homme et la femme en leur agilité
jouissaient sans mensonge et sans anxiété,
et, le ciel amoureux leur caressant l’échine,
exerçaient la santé de leur noble machine.
Cybèle alors, fertile en produits généreux,
ne trouvait point ses fils un poids trop onéreux,
mais, louve aucœur gonflé de tendresses comunes,
abreuvait l’univers à ses tétines brunes.
L’homme, élégant, robuste et fort, avait le droit
d’être fier des beauties qui le nommaient leur roi;
fruits purs de tout outrage et vierges de gerçures,
dont la chair lisse et ferme appelait les morsures!

Le Poète aujourd’hui, quand il veut concevoir
ces natives grandeurs, aux lieux où se font voir
la nudité de l’homme et celle de la femme,
sent un froid ténébreux envelopper son âme
devant ce noir tableau plein d’épouvantement.
Ô monstruosités pleurant leur vêtement!
Ô ridicules troncs! torses dignes des masques!
Ô pauvres corps tordus, maigres, ventrus ou flasques,
que le dieu de l’Utile, implacable et serein,
enfants, ammaillota dans ses langes d’airain!
Et vous, femmes, hélas! pales comme des cierges,
que ronge et que nourrit la débauche, et vous, vierges,
du vice maternel traînant l’hérédité
et toutes les hideurs de la fécondité!

Nous avons, il est vrai, nations corrompues,
aux peoples anciens des beauties inconnues:
des visages rongés par les chancres du cœur,
et comme qui dirait des beautés de langueur;
mais ces inventions de nos muses tardives
n’empêcheront jamais les races maladives
de render à la jeunesse un hommage profond,
- À la sainte jeunesse, à l’air simple, au doux front,
à l’œil limpide et clair ainsi qu’une eau courante,
et qui va répandant sur tout, insouciante
comme l’azur du ciel, les oiseaux et les fleurs,
ses parfums, ses chansons et ses douces chaleurs!

Las Flores del Mal.

V

Me gusta recordar esas desnudas épocas
en que placía a Febo las estatuas dorar,
en tanto hombre y mujer, en su esplendor más alto,
sin angustia gozaban y sin mentira alguna,
y, el amoroso cielo envolviendo sus cuerpos,
la salud de su noble máquina ejercitaban.

Mostrábase Cibeles fértil y generosa,
no hallando que sus hijos fuesen gravosa carga;
antes bien, loba henchida de ternezas comunes,
nutría al universo con sus oscuras ubres.
Elegante y robusto, el hombre se preciaba
entre bellezas múltiples que por rey le acataban.
Frutos aún no ultrajados y carentes de grietas,
cuya bruñida pulpa incitaba al mordisco.
Hoy el Poeta, cuando pretende imaginar
tal nativa grandeza y acude a los lugares
en que hombres y mujeres sin velos aparecen,
siente envuelto su espíritu en tenebroso frío,
ante ese negro cuadro que rebosa de espanto.
¡Oh monstruosidades llorando sus vestidos!
¡Oh ridículos torsos que son propios de máscaras!

Pobres cuerpos torcidos, fláccidos o ventrudos,
que el Señor de lo útil, sereno e implacable,
envolvió desde niños en pañales de bronce.
Y vosotras, mujeres, pálidas como cirios,
en quienes la lujuria se ceba, y esas vírgenes
arrastrando la herencia de los maternos vicios
¡y todos los horrores de la fecundidad!

Tenemos, ello es cierto, naciones corrompidas,
a los antiguos pueblos de ignorado esplendor:
los rostros devorados por las llagas cordiales
y algo que llamaríamos desmayadas bellezas;
mas esas invenciones de las musas tardías,
jamás impedirán a las razas decrépitas
rendir a las más jóvenes un profundo homenaje,
- a la juventud santa de simple y dulce frente,
de mirar claro y limpio como agua saltarina,
y que marcha, inconsciente, por doquier esparciendo,
como el azul del cielo, las flores y los pájaros,
sus perfumes, sus cánticos y sus suaves calores.

[Traducción de Antonio Martínez Sarrión].