viernes, 15 de mayo de 2009

15 de Mayo. San Isidro Labrador, Patrón de la Villa de Madrid


Por segundo año consecutivo es una placer para nosotros felicitar estas fiestas. Primero por ser las de nuestro Patrón, y segundo porque aún continuamos aquí, y cada vez la Llama se encuentra más avivada.

Aunque aún se conservan las tradiciones de otros tiempos, poco a poco y cada vez más, los madrileños van peridendo el sentido e importancia de conocer el legado cultural, histórico y etnográfico de Madrid. Es en pocas familias donde se transmite de padres a hijos la costumbre. Es escaso el esfuerzo de las instituciones públicas por mantener vivo el espíritu madrileño. Es cada vez menos el interés de la juventud por saber de donde viene, venga de donde venga.


Estas fiestas, como muchas otras en toda la geografía española, incluso europea y occidental podríamos decir, no son más que una buena razón para no tener que ir a trabajar, aprovechar para salir de puente, o símplemente para disfrutar de conciertos musicales nocturnos. Es poca la cantidad de gente que las vive desde dentro y con pasión, pudiendo disfrutar de todo y por todo, que sepan el porqué y para qué de ellas.

Quien olvida su Origen, pierde su Identidad.

¡Viva San Isidro! ¡Viva Madrid!

MSR-MADRID


¿Quién era San Isidro?

San Isidro es por excelencia el patrón de los campesinos, es el santo a quienes muchos acuden para que llueva y los madrileños le tienen un especial aprecio porque es su patrón. La mayoría de personas que han escrito sobre la vida del santo sitúan su nacimiento a finales del siglo XI, y la fecha en que muchos se han puesto de acuerdo es en la de 1080, pero nadie ha sabido aún en que barrio nació, seguro que no lo hizo en el de Las Rozas ni tampoco en un piso de alto standing del Paseo de la Castellana porque en aquella época no existían. Tened en cuenta que Madrid, por aquellos tiempos, no dejaba de ser un pueblo agrícola y que la capital hispánica, por decirlo así, era Toledo. Las tradiciones sitúan su bautizo en la iglesia de San Andrés de la capital madrileña.

El nombre de Isidro -que no es más que una derivación de Isidoro- fue en honor al Arzobispo San Isidoro de Sevilla. Muchas de las cosas que sabemos de este buen hombre es gracias a Juan Diácono, que en el siglo XIII escribió su biografía, la "Vita Sancti Isidori". Él nos retrata a un hombre ejemplar, de buen corazón y muy bondadoso con los más necesitados.

Parece ser que una de las primeras ocupaciones de Isidro fue la de pocero, o sea, cavar pozos, al servicio de la familia Vera hasta que se trasladó a trabajar a Torrelaguna, donde contrajo matrimonio con una chica del pueblo llamada María Toribia, conocida más tarde con el nombre de Santa María de la Cabeza, también declarada santa. Fruto de su matrimonio tuvieron un hijo llamado Illán. Al cabo de unos años la familia regresó a Madrid, para cuidar las tierras de la familia Vargas. Fue en ese momento cuando Isidro realizó las tareas de labrador y pasó a ser conocido popularmente como "Isidro labrador". Falleció en el año 1130.

Tradiciones

Sobre la figura del santo se han vertido muchas narraciones populares. La más conocida de ellas es la que nos presenta a un hombre muy piadoso que muy a menudo tenía que soportar las burlas de sus vecinos porque cada día iba a la iglesia antes de salir a labrar el campo. A veces, Isidro llegaba algunos minutos tarde al trabajo y sus compañeros lo denunciaron al patrón por holgazán. Juan de Vargas, que así se llamaba el propietario de la finca, lo quiso comprobar por sí mismo y un buen día se escondió tras unos matorrales situados a medio camino entre la iglesia y el campo. Al salir del templo le recriminó su actitud. Cuando llegaron al campo, su patrón vio por sorpresa que los bueyes estaban arando ellos solos la parte que le correspondía al buen Isidro. El patrón entendió aquél hecho como un prodigio del cielo.

También es conocida "la olla de San Isidro". Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión, el número de de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados. Isidro metió el puchero en la olla y la comida se multiplicó "milagrosamente"; hubo para todos y más.

Así mismo, hay un relato que nos dice que en un año de sequía y temiendo por la rentabilidad de la hacienda de su patrón, Isidro con un golpe de su azada hizo salir un chorro de agua del campo. Salió tanta agua de allí que pudo abastecer toda la ciudad de Madrid. Fíjate amigo cibernauta que en estas dos narraciones hay una homología en dos textos de la Biblia; la primera es una analogía con el milagro de los panes y los peces de Jesús y la segunda con Moisés, que en el éxodo de Egipto hacia la Tierra prometida, golpeó una piedra con su bastón y salió de ella agua para saciar la sed de su pueblo.

En este apartado de "prodigios" no podríamos dejar de lado una curación atribuida a San Isidro y que le valió la beatificación. En tiempos del rey Felipe III (1578-1621) habiendo caído éste gravísimamente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), le fue llevado el cuerpo de San Isidro hasta su estancia real, y el monarca sanó milagrosamente. La beatificación tuvo lugar el 14 de abril de 1619, y tres años más tarde, el 12 de marzo de 1622, el Papa Gregorio XV lo canonizaría.

Amor a los animales

Durante toda su vida de labrador tuvo un gran aprecio con los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda, todo al contrario. Existe una leyenda que explica que una día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de grano sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y que estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de grano como antes. [...]

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