viernes, 19 de junio de 2009

Cultura Alternativa XVIII

José Ortiz Echagüe (1886-1980).


[Ilustración: Fotografía de José Ortiz Echagüe, de su libro "España. Castillos y Alcázares".]

Ortiz Echagüe. Fotografías 1903-1964. Ortiz Echagüe y la Realidad.

[...] En su origen, nos dice, el castillo fue una torre. Comparándolos con los floridos, suaves y amables castillos franceses, los nuestros son broncos, austeros, incómodos, alertados. Descendieron poco a poco hacia el sur, a saltos, como una avanzada de guerreros gigantescos y terribles, encaramados a las peñas, avizorando el páramo, petulantes unas veces y camuflados otras, insomnes y sin piedad.

Pero acabada la guerra, comienza su decadencia. “La reconquista -escribe- ha quedado consumada. Los Reyes Católicos, ante nuevas rebeldías de la nobleza, reiteran sus órdenes de demolición de torres y castillos y prohíben levantar otros nuevos. ‘Ordenamos y mandamos que los castillos viejos y las peñas bravas y otras fortalezas y cuevas que en el nuestro suelo y en el abadengo y ajeno fueron o fueran de aquí adelante edificados sean luego demolidos y derribados’. Los que se consideraban apropiados todavía para la defensa se pusieron bajo la custodia real con guarnición de peones, caballeros, ballesteros, lanceros, espingarderos, atalayeros, escuchas, etc., bajo las órdenes de un alcaide, de nombramiento real. Todo ello acabará por desaparecer en el siglo XVI, a partir del cual la mayor parte de los castillos comenzaron a convertirse en canteras”.

Ahora podemos volver a las imágenes porque vemos las ruinas pero también escuchamos los ecos, contemplamos la historia de una violencia que construye y de una paz que derrumba. La biografía paradójica de los castillos.

[...]

Texto de José Antonio Marina citando el libro “España. Castillos y Alcázares” de Ortiz Echagüe.