jueves, 19 de noviembre de 2009

«El Rafita se esconde en la Cañada»

M. J. ÁLVAREZ MADRID


«Lo último que hemos sabido es que estaba en la Cañada Real Galiana, en lugar de en un piso tutelado de Málaga, en régimen de libertad vigilada. En agosto desapareció de ese domicilio. Desde entonces, se encuentra huido». Se trata de Rafael García Fernández, alias «El Rafita», de 21 años, uno de los cuatro autores del salvaje asesinato de la joven getafense Sandra Palo, de 22, el 17 de mayo de 2003. Perdió la vida tras ser retenida, violada por turnos, atropellada y quemada viva.

Así lo aseguraron ayer los padres de la víctima, a las puertas de los Juzgado de Menores de Madrid, tras conocer la nueva situación del fugitivo. En la mencionada sede se celebró, a las diez de la mañana, una comparecencia por el quebrantamiento de la medida de libertad vigilada de «El Rafita». El pasado mes de junio, llegó a cometer un robo en una vivienda de Benalmádena (Málaga), justo en el mismo edificio en el que residía entonces. Dos meses después, decidió poner tierra de por medio. «Eso demuestra que no ha estado vigilado de ningún modo por la Justicia», subrayaron los progenitores de Sandra.

Ayer, Rafael no acudió a la cita, para indignación de Francisco Palo y María del Mar Bermúdez al conocer su nueva condición de fugitivo desde el pasado 24 de agosto. De haberlo hecho, habría sido detenido de inmediato. Ante su ausencia, el juez de menores instó a su abogado a retrasar la comparecencia para otra fecha, extremo que fue rechazado por lo ya relatado. Como no se trataba ni de una vistilla ni un juicio, no era necesaria su presencia.

El letrado de la acusación particular, ejercida por la familia, Antonio Ramírez Gutiérrez, explicó al juez que a la vulneración de la libertad vigilada, con el nuevo delito que cometió, ya como adulto —del que aún no ha sido juzgado—, se unen los informes de la Comunidad de Madrid que adjuntó, relativos a su evolución, todos ellos, negativos. Nada nuevo, como ocurrió en el demoledor estudio previo a su paso a la libertad vigilada en junio de 2007.

No se ha rehabilitado

En ellos se alude a su problemático perfil —agresivo, antisocial y hostil— y a su nula reinserción, por lo que podría volver a delinquir. A tenor de todas estas circunstancias, el letrado de la familia solicitó su ingreso en prisión hasta que termine de cumplir la medida, para que esté más controlado, circunstancia que se producirá el próximo mes de junio. «El Rafita» fue condenado en su día a cuatro años de internamiento en un centro en régimen cerrado y a otros tres de libertad vigilada.

«Una justicia digna»

En una o dos semanas se conocerá la decisión del juez, precisó Ramírez. La familia de la víctima no era optimista, en vista de lo ocurrido. «Le pueden poner solo una multa o decretar el tercer grado, como mucho, en una prisión».

Con todo, antes tendrá que ser localizado y detenido. «Venía continuamente a Madrid, a pesar de que, en teoría, no puede salir de la provincia en la que vive sin permiso. Estuvo primero en Alcorcón y, después, en Las Mimbreras, donde vivió antes del crimen, hasta que recaló en la Cañada; es lo último que se sabe de él», explicó a los medios de comunicación María del Mar Bermúdez.

Junto a ello, su marido, el único que entró ayer en la sala y que se quedó estupefacto al oír que estaba en paradero desconocido desde agosto —tal y como explicaron los técnicos andaluces del piso en el que se encontraba el delincuente—, precisó que el juez recriminó al letrado de «El Rafita» la vulneración constante de la libertad vigilada de su defendido. Sólo en lo que va de año acumuló, antes de desaparecer, quince «escapadas» del piso sin justificar. No obstante, se aseguraba siempre de acudir antes de las 72 horas que marca la ley. Hasta agosto pasado.

«Todo esto es lamentable y demuestra que ni funciona la Justicia ni la Ley del Menor, que debe ser modificada, ya que hay individuos que no se reinsertarán nunca. Quiero que todo el mundo sepa la clase de alimañas con las que se pueden topar cuando salgan a la calle», criticó Mar Bermúdez. Añadió que «lucha por una justicia digna, por los que ya no están y por el alivio de los que nos quedamos. Y para que esta desgracia no le vuelva a ocurrir a nadie. Esto es un sinvivir. Llevo seis años de sufrimiento, y me va a costar la salud».

Por último, esta madre coraje recalcó que esta batalla no es la de la madre de Sandra Palo, es la de un miembro de la sociedad, para que todos, jueces, magistrados, políticos y ciudadanos en general sepan lo que sucede; y la falta de medios para invertir en centros de menores especializados para menores, que son privatizados. «Mientras que el Gobierno de Zapatero —dijo— se baja los pantalones en el caso de los pescadores secuestrados, con todos mis respetos para sus familias, mientras que para las víctimas de asesinatos no hay dinero». Ella ni siquiera ha cobrado la indemnización que le corresponde. Aunque es lo que menos le importa.

Mientras, su marido decía que «sólo falta que ahora cometa una nueva barbaridad para que todo el mundo se eche las manos a la cabeza. Como siempre».

Era cuestión de tiempo. Y con este se confirman todas las sospechas y temores en cuanto a su posible huída y, para nada, posible reinserción. No hay Justicia.

Desde aquí lanzamos un caluroso saludo, apoyo y ánimo a los familiares de Sandra, así como a los del resto de víctimas de estos viles asesinos con acné que aún pasando los años no consiguen ni Paz ni Justicia.

De nuevo el MSR-MADRID se ofrece para lo que los familiares soliciten, estamos a su servicio.

Esta es la foto del asesino, si lo has visto, denúnciale.