jueves, 18 de marzo de 2010

Crónica del 13 de Marzo en Ávila


La jornada reivindicativa en Ávila, de lucha social y popular, se inició con la repartición de panfletos entre los ciudadanos de la misma, con la grata colaboración de algunos simpatizantes de la urbe.


Una vez realizado este primer acercamiento se procedió a leer el comunicado. Carlos Ortega fue el responsable de presentar el mensaje que el MSR lanzaba a todos los abulenses, sin distinción de edad o clases, y que aquí reproducimos por completo, no sin antes recordar sus primeras palabras, palabras de ánimo que hacemos nuestras, para la plantilla de NISSAN-Ávila -trabajadores en lucha- como para los 5.000 parados que hay actualmente en la capital.


Finalizada la concentración, a nivel individual, algunos de los miembros del MSR se unieron a la manifestación que había convocada, una hora más tarde, en la misma ciudad en defensa de la planta de NISSAN.


Un acto más para añadir en la lucha que mantiene los miembros del MSR, que demuestran nuestro claro compromiso con los trabajadores y la gente honrada de la comunidad nacional.


El ejemplo de Ávila o la prueba de la incongruencia de las ilegalizaciones y la carencia de motivos reales para negar el derecho a la libertad de expresión como ha sucedido en Madrid u Oviedo.


La jornada transcurrida en Ávila, como se advierte de nuestras palabras, se efectuó con absoluta normalidad desde el principio hasta el fin. Pero algunos se resisten, una y otra vez, en negar la evidencia (la realidad es tozuda afirmaba el clásico).


Así, desde la Delegación del Gobierno en Madrid prohibieron al MSR no una, sino hasta tres veces, poder salir a las calles para manifestarnos libremente, fundamentándose en todas las ocasiones en los posibles desórdenes públicos y altercados que las mismas concentraciones podrían ocasionar (no sin antes haberse generado una falsa alarma por parte de grupos extremistas organizados). Sería interesante saber qué puede haber de peligroso en un acto a las víctimas del 11-M o en un homenaje a los trabajadores.


Del mismo modo en Oviedo, apenas 48 horas antes de comenzar la concentración que ya había sido legalizada semanas antes, se nos comunica de idéntica prohibición por motivos similares. Y para los partidos que no tenemos liberados a sueldo toda reacción a tiempo se vuelve inviable.


En Sabadell se pretendió también su ilegalización bajo idénticas premisas, pero como no pudieron por esta vía silenciarnos, optaron por el boicot directo manifestándose frente a nosotros aquellos que no lo hacen frente a las ETT's o el INEM (casualidades de la vida). Hecho ilógico, irracional, que va contra el derecho en sí mismo, dado que tener apenas cincuenta metros a individuos que únicamente anhelan provocar y silenciar nuestras posiciones resulta surrealista. En parte, no cabe duda, todo esto recuerda a cierta actitud que muchos grupos de extrema-derecha empleaban en los años de la Transición: silenciar las voces contrarias a costa de todo. Y la historia ya sabemos cómo acabó para los que únicamente viven de ser contrarios a algo o a alguien.


Y en todos estos casos tenemos idénticos factores: por un lado unos organismos públicos que ceden sin grandes problemas ante las presiones y el chantaje de la extrema-izquierda; por otro lado una extrema-izquierda que, basándose en mentiras y difamaciones pueriles -con un apoyo mediático absoluto incluso cuando no son más que grupos marginales autónomos los que las lanzan-, se constituyen en amos y señores decidiendo ellos solos qué puede manifestarse o no por las calles mientras los mismos se concentran en la mayoría de los casos de manera ilegal.


Pero Ávila, como ya hemos expresado líneas más arriba, es la prueba de la falsedad absoluta de su doble discurso (“apoyamos la libertad de expresión pero coaccionamos cuando no nos interesa”). Ni una sola queja ni un solo incidente, es más, recibiendo en muchas ocasiones el saludo cordial y respetuoso de los abulenses. La diferencia aquí radica en que los guardianes del pensamiento único, no han tenido el tiempo suficiente para presionar a las instituciones pertinentes sirviéndose de los medios de comunicación y otras formas menos decorosas para llevarlas a cabo. ¿Quiénes son entonces los que provocan la alarma social y posteriormente desórdenes públicos si no se llevan a cabo sus exigencias? En adelante, en Madrid y en otras muchas ciudades, pondremos de nuevo en evidencia que únicamente ellos, la extrema-izquierda radical. Los acontecimientos aquí narrados así lo acreditan con la mayor objetividad posible.


El MSR exige por tanto que únicamente se cumpla la ley, que la justicia no ceda ante ningún tipo de extorsión, y que los medios de comunicación sean responsables y consecuentes con las informaciones vertidas.

Tenemos nuestro derecho a salir a las calles, nunca vamos a renunciar a ello, y Ávila, Málaga o Sabadell son la prueba. Pese a quien le pese.

Sec. de Comunicación Centro del Movmiento Social Republicano