martes, 10 de abril de 2012

Realidad Social


Muchos españoles perciben un salario bruto aproximado de 1000 euros mensuales. Estos españoles son, deben de sentirse, afortunados de no formar parte de esa masa de trabajadores cuyo sueldo no alcanza los 700 u 800 euros mensuales netos. Un calculo fácil nos dice que a un español que percibe este sueldo le cuesta un 13% de su sueldo llenar el deposito de su vehículo una vez al mes, y su hipoteca, contando que esta sea de 500 euros, le cuesta casi un 60 % de su sueldo, así vemos que entre el pago de la hipoteca y llenar un deposito de gasolina, al español de a pie, le cuesta un 73% de su sueldo. Con suerte le quedan 240 euros mensuales para pagar la luz, el agua, el teléfono, el gas, algo de ropa y…comer. La salvación parcial está en tener pareja y que ésta trabaje y perciba un sueldo igual o parecido, ya sea algo superior o inferior; ello les permitirá pagar medicinas, gastos escolares –si se atreven a tener un hijo- y pagar la letra del coche. Todo esto, si uno de los dos no tiene la mala suerte de quedarse, o estar, en el paro.

En España hay una tasa de desempleo superior al 23%, equivalente a más de 5.200.000 personas y se prevé que a finales de año se rocen los 6.000.000 de parados; los jóvenes se encuentran con una tasa de paro del 50%. Hay 11.000.000 de españoles que perciben menos de 8000 euros anuales, y que por consiguiente están bordeando los índices de pobreza. Más de 58.000 familias han sido desahuciadas, perdiendo su vivienda ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos de su hipoteca. Los bancos se han convertido en inmobiliarias, nunca las ilusiones, los sueños y el trabajo de tantos hogares habían sido victimas de tanta usura. Un tercio de familias españoles tienen serios problemas para llegar a fin de mes. Así es, en muchos hogares la agonía y la desesperanza bullen día a día, cualquier imprevisto, cualquier problema que surja, desde la rotura de una pieza de la lavadora, una rueda pinchada del coche, una factura con un importe más elevado de lo normal, etcétera, etcétera, rompen la consistencia familiar, lo que provoca ansiedad, discusiones, enfrentamientos… desesperación.

Muchos son los comercios que se ven obligados a cerrar ante la falta de poder cubrir pagos a proveedores o hacer frente al alquiler. Horas esperando que entre algún cliente, que se produzcan algunas ventas que les permita aguantar algún mes más. Horas donde los sueños se vuelven pesadillas, en dramas familiares. Librerías, tiendas de ropa, de artículos de decoración o de otras muchas actividades, cerradas o al borde del cierre; un sin fin de comercios regentados por hombres y mujeres españoles que se han convertido en un reloj que marca los instantes previos al entierro de todos sus ahorros; tiendas familiares regentadas en el trascurso de los años por abuelos, padres e hijos, sin ninguna ayuda, se ven en la necesidad de bajar la persiana y poner el cierre… mientras la alzan comercios chinos, paquistaníes o sudamericanos.

Alguno, sí alguno, se ha sorprendido de que el Movimiento Social Republicano (MSR) solicitara ayuda para una mujer que necesitaba urgentemente una silla de ruedas. ¿100€, un problema? Se ha preguntado alguno. Respondo rápido. ¿Alguno se ha preguntado cuántas familias o personas solas -y con muy pocos recursos- pueden afrontar ese pago? Alguno se ha parado a pensar en la desesperación de cientos y miles de personas que no llegan a final de mes, que han visto como se les negaba toda ayuda a pesar de su grave estado de su salud? ¿Alguien es capaz de pensar por un momento en los miles de españoles que comen de manera insuficiente y nada adecuada por la falta del dinero necesario para poder comprar alimentos adecuados? ¿Alguien se preocupa de verdad, por esos miles de españoles sin recursos y que claman al cielo para dejar de vivir, para dejar de sufrir? ¿Alguien es consiente de los cientos de españoles que muchos días no salen de casa por qué no tienen ni para comprar lo más básico? Me temo que no. Es mucho más fácil mirar hacia otro… hasta que le toca a uno… y luego exigir solidaridad, lucha y soluciones. Es muy fácil llamarse patriota, hablar de patriotismo hasta en la sopa, y a la vez olvidarse de los compatriotas. Un deber primordial de todo patriota es ocuparse, preocuparse por los suyos, luchar para que todo español tenga todas sus necesidades básicas cubiertas, para que todos los ancianos con dificultades sean atendidos debidamente, no ya por compromiso, sino por deber, por imperativo moral.

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