domingo, 15 de septiembre de 2013

 

Un año más el 15 de septiembre de 2013 los castellanos celebramos el nacimiento testimonial de la región histórica de Castilla, 1213 años atrás, un día análogo del año 800 en las estribaciones del sur de la cordillera Cantábrica, actualmente comarca de las Merindades y provincia de Burgos. La aldea en cuestión se llama y llamó Taranco, apodado 'de Mena' por estar enclavado en el valle homónimo. Obviamente resulta reduccionista el hecho de atribuir un origen puntual a un proceso histórico (el nacimiento del hecho diferencial castellano y la asunción de éste por nuestra gente) que fue sin duda un proceso orgánico que se extendió por varios años. Sin embargo, la historiografía tradicional atribuye esta fecha al origen de la región castellana por ser el documento más antiguo que se conserva donde explícitamente se nombra el norte de Burgos como "territorio castelle". Dicho texto aparece en el Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla. Hay historiadores que consideran dicho texto como apócrifo, ya que al parecer habría sido escrito en el siglo XII, pero eso no invalida en absoluto la celebración del nombre de Castilla porque, en sustancia, su aparición se produjo en el siglo IX y fue precisamente en ese área geográfica de las Merindades que ha venido a conocerse como "Area Patriniani" en los códices antiguos.

Teniendo como punto de partida ese área geográfica se produciría un desarrollo y expansión de Castilla sin precedentes en la historia, donde se mantendría intacta la jurisprudencia castellana y la idiosincrasia tradicional de nuestro pueblo hasta la unión con la Corona leonesa en 1230. Lo que supuestamente ocurrió en Taranco el 15 de septiembre del año 800 fue sin duda anecdótico y banal, ya que el abad del monasterio de San Emeterio, Vítulo (nombre godo donde los haya), donaba unos terrenos. Sin embargo, lo que no es en absoluto anecdótico es que en esa época (siglo IX) comienza a conocerse el nombre de CASTILLA, ya que hacia el año 862 aparece la primera mención al Condado de Castilla, donde aparece Rodrigo como Conde: "regnante Roderico Comite in Castella".
La tierra de las atalayas, de las pobres torres vigía edificadas en cerros testigo y zonas roqueras para alertar de las incursiones musulmanas, tomaba su nombre del latín 'castellum', esto es, fortaleza, aludiendo al gran número de estas construcciones (en origen tremendamente humildes) que se dispusieron por los primeros castellanos para defenderse del enemigo musulmán. En este aspecto curiosamente los bereberes llamaban a Castilla "Al-Quilá" ('los castillos', en árabe), con lo que el mimetismo entre la visión cristiana y musulmana era total para referirse a esos campesinos-soldado enriscados en el norte entre Asturias y Álava, que llenaron su "pequeño rincón", como lo define el Poema de Fernán González, de atalayas y torres vigía.