En el mes de
Diciembre, la Comisión Social de MSR Madrid, repartió por las calles de
la capital alimentos calientes a los españoles más necesitados. La
acción se realizó durante la tarde noche, donde el frío castiga
duramente a aquellos que únicamente cuentan con un par de cartones o,
los más “afortunados”, con una rudimentaria tienda de campaña. En
aquellos momentos de desamparo, reconforta recibir la ayuda
desinteresada de quien te ofrece algo con lo que calentar, por lo menos,
el estómago. Se repartió caldo casero caliente, bocadillos de chorizo y
un desayuno para la mañana siguiente que incluía un bollo y un zumo de
naranja. Así mismo, se repartieron mantas para intentar hacer frente
mejor al duro frío invernal. En total, se ayudó a las casi 50 personas
que se encontraban en esta precaria situación, dando no solo comida,
sino también intercambiando una amable conversación, unas palabras de
fuerza, de apoyo, y, por supuesto, una sonrisa. No obstante, se
informaba a todos sobre la existencia de la Comisión Social, para
prestarles la ayuda necesaria en todo lo posible y que recurrieran al
mismo.
El objetivo de la acción social va más
allá de lo anecdótico, no se reduce a prestar ayuda un día al año; no se
reduce a hacer sentir al desamparado que no está sólo únicamente en las
festividades de ese mes, ni se queda en repartir bocadillos una tarde.
La acción social es una actitud arraigada en la moral de aquel que
entiende a España como un pueblo de hermanos que deben estar unidos no
solo en los buenos momentos, en las celebraciones donde todos nos
sentimos orgullosos de ser españoles, sino también, y sobre todo, en los
momentos malos. La verdadera hermandad y unidad se da en los peores
momentos donde no queda casi nada que perder, cuando las circunstancias
nos ponen al desnudo; porque más allá del oportunismo, más allá de la
bondad sin esfuerzo cuando todo va bien, en el MSR nos sentimos
orgullosos de nuestro pueblo en los peores momentos, en los momentos de
verdad, cuando la gente lo pierde todo pero no pierde un gracias; cuando
se queda sin casa pero no pierde la fuerza; cuando no tiene qué comer
pero sí tiene una sonrisa. Porque mientras un pueblo en ruinas siga
teniendo un hermano que tienda el brazo habrá esperanza, y solamente
juntos formaremos la cadena que consiga levantar lo que la usura quiso
demoler.