Basada en el best seller homónimo
de Jon Krakauer en 1996, asistimos al viaje sin retorno de un personaje
cargado de sueños, presenciamos su trayectoria a través de caminos
llenos de enseñanzas en la búsqueda de su espíritu, dimos una vuelta por
el universo interior de Alexander Supertramp. Viajero de lo estético
cuyo hogar es el camino, caminante de la verdad, paseante de la
naturaleza, revolucionario convencido.
Christopher
McCandless es Alexander Supertramp en esta cinta, una historia de la
vida real que te deja reflexionado por las cosas que nos rodean; una
ciudad llena de personas que van de un lado a otro, comprando lo que tal
vez no necesitan, cantidades de edificios que se erigen alrededor de
nuestras existencias, automóviles viejos, usados y otros por comprar
para inundar más las calles de chatarras, humos y fatales egos. Y es de
esto que huye este personaje, es esto, lo que en algún momento de
nuestras vidas nos pone en la tarea de preguntarnos, si la libertad es
la que los medios y el mercado de bienes y servicios nos prometen,
adquiriendo cada vez más cosas. ¿Será esa la verdadera libertad?
Estamos
en la era donde “poseer” se acentúa todos los días más como formas de
vivir, estilos de vida en que el amor pasa a otros planos de poca
relevancia, donde si existe tal, pero si tu estado financiero sobrepasa
los intereses particulares del otro. McCandless no es un hippie, pero si
un soñador incansable en su papel por la vida, nos lo enseña con cada
palabra y las demás personas con quienes se encuentra en el camino hacia
Alaska, ahí, en esas distintas situaciones él aprende y aprendemos
nosotros también, sin negar que, desde mi punto de vista, la película es
una fuerte crítica a un sistema común de valores que hay en la sociedad
y puede pasar como cliché el manejo que se le da a la familia como una
institución inquebrantable, como la supuesta base que fundamenta las
relaciones sociales a grandes escalas.
La
renuncia a la norma es una decisión de cada uno, alejarse de los
cánones sociales impuestos por el sistema puede resultar peligroso en
ciertos contextos y situaciones, preocuparse por la libertad del
espíritu debe contener un equilibrio de egos. Hacia rutas salvajes es
una cinta con un profundo contenido, plantea la filosofía como la base
de la existencia misma del hombre y su concepción de lo humano
manifiesta la pureza que caracteriza al ser y su relación con lo
natural.
“Camina
dos años por la tierra. Sin teléfono, sin piscina, sin mascotas, sin
cigarrillos. Libertad absoluta. Un extremista. Un viajero de lo estético
cuyo hogar es el camino. Y ahora después de dos años de caminata, llega
la aventura final y más grande. La batalla culminante para matar a l
falso ser interno y concluir victorioso de la revolución espiritual.
Sin estar ya más envenenado por la civilización él huye, y camina solo
por la tierra para perderse en la naturaleza.”
CELE Madrid