Cada época histórica tiene no sólo su propia técnica y su propia forma política, sino también una hipocresía propia de sí misma.
L. Trotsky (El pacifismo como servidor del imperialismo).
Siempre me he preguntado si esta pobre gente que arriesga su vida en el mar, venían a Europa sabiendo que su función era pagar las pensiones o hacer los trabajos que los de aquí, no quieren hacer.
L. Trotsky (El pacifismo como servidor del imperialismo).
Siempre me he preguntado si esta pobre gente que arriesga su vida en el mar, venían a Europa sabiendo que su función era pagar las pensiones o hacer los trabajos que los de aquí, no quieren hacer.
Ambos problemas deben de haber sido solventados porque parece que la inmigración, ya no es necesaria.
Ironías a parte, lo cierto es que la política neoliberal del PSOE vuelve a la carga desenmascarando la realidad que se nutre tras el disfraz progresista. El PSOE no es más que un partido de derechas acomplejado, es decir, que no quiere reconocerlo.
Como era de esperar, el ciclo económico dicta las normas en este bendito mundo y ahora, los inmigrantes no son necesarios. Todos esos argumentos socioculturales, solidarios y demás patrañas inventadas, como los que encabezan el presente texto, por citar los más famosos, ni mucho menos, exclusivos, se quedan huérfanos ante la cruda realidad. La inmigración solo tiene un fin, el económico.
La inmigración se inicio con el PP porque a este partido le interesaba mano de obra barata, ni más ni menos, para llevar a cabo los proyectos económicos que han arrojado este país a la ruina – que ahora se traga el PSOE, ¡paradojas de la vida!-: la especulación inmobiliaria.
El PSOE no dudó en dejar abierto el saco del dinero, aunque le dio un tinte más de izquierdas, fomentando el efecto llamada qué, ahora, copa las virtudes del estado de bienestar y protección social. Aquellos que vinieron a pagar las pensiones de los españolitos ahora las necesitan y eso… ya no es interesante.
¿Qué hacemos con todas esas personas que ahora no pueden rascar algo de la enorme tarta española?. Tarta qué, por cierto, no ha visto ningún español ordinario.
El PSOE lo tiene claro, igual que los invitó a entrar, los invita a salir. La inmigración fue la solución rápida y fácil, veremos si es igual de sencillo solucionar los problemas creados por la misma.
No deja de ser gracioso cómo estos gerifaltes que nos gobiernan tratan a las personas como ganado: ¡Venga!, que hay que llenar el corral. Tos pa entro. ¡Ale! Que ahora sobran, tos pa fuera. ¿Esta gentuza será capaz de pensar, por una vez en su vida, como estadistas?. Pensar en el futuro y dejarse de hacerlo como si siempre fueran elecciones.
Las virtudes de la democracia, ya se sabe.
Peor aun es la falsa moral. Cuando el PSOE muestra el rostro de la cruda realidad, lejos de aderezos estúpidos y pintalabios, todos se echan las manos a la cabeza.
Los del PP, que siguen necesitando mano de obra barata para sus amigotes, no comprenden este tipo de política restrictiva. ¿Y por que no?, también se suben al carro de lo solidario, que siempre da réditos.
Los sindicatos tradicionales, como siempre, jugando a dos bandas. De una parte, la inmigración les cayó como un jarro de agua fría para sus reivindicaciones sociales (por aquello de la oferta y demanda en el mercado de trabajo) pero claro, las siglas son las siglas y tienen que andar en un ten con ten ridículo y evidentemente, nefasto.
Las organizaciones empresariales… ¿Qué van a decir si se les corta el chorro fácil?.
Las ONG´s y demás grupúsculos víricos se echan las manos a la cabeza porque, acostumbrados a llenarse los bolsillos con fondos públicos a costa de las desgracias ajenas, no ven un futuro muy prometedor.
El PSOE se “opone” a la inmigración y todo el elenco de querubines a rezar al santo patrón de turno para que vuelva al redil de ángeles y arcángeles, llorando por al economía.