Y el MSR lo anunció hace más de un mes… a continuación, la noticia a 20-2-2009 y el artículo del MSR aparecido en el último Krisis21.
http://www.elpais.com/articulo/espana/300000/inmigrantes/ecuatorianos/podran/votar/elecciones/municipales/elpepuesp/20090220elpepinac_14/Tes
El Consejo de Ministros estudiará hoy un acuerdo con Ecuador para que los inmigrantes de esa nacionalidad puedan votar en las próximas elecciones municipales, previstas para 2011. Los 421.527 ecuatorianos que residen legalmente en España forman la segunda mayor colonia de extranjeros no comunitarios, tras los marroquíes. De ellos, 327.209 son mayores de 16 años; es decir: dentro de dos años tendrán la edad requerida para ejercer el sufragio. Los electores deberán poseer, además, el permiso de residencia permanente (cinco años ininterrumpidos de estancia legal en España). El acuerdo será rubricado el próximo miércoles, en Quito, por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y su homólogo ecuatoriano. En los dos días siguientes, Moratinos se reunirá en esa capital con los embajadores españoles en Latinoamérica. El texto que examinará el Consejo de Ministros incluye el "principio de reciprocidad" que la Constitución exige para que los extranjeros puedan votar en España. Es decir, que a partir de ahora también los 2.900 españoles que, según el Censo Español de Residentes Ausentes, viven en Ecuador podrán votar en los comicios locales de aquel país. Este acuerdo es el sexto que el Gobierno firma en un mes para incorporar a los inmigrantes a las municipales. Ha rubricado otros similares con Colombia, Perú, Argentina, Trinidad y Tobago e Islandia.
¿Que voten los inmigrantes? (MSR dice: ¡ellos NO nos representan!)
Para algunos, que los inmigrantes extracomunitarios votaran en España era impensable; para otros, algo inevitable en el futuro. Pero para los críticos con todo el circo político-partitocrático juzgamos este hecho como un paso más de las estrategias electoralistas de los grandes partidos. De hecho entra dentro de la lógica.
Consideraciones previas
Nadie debería asustarse de nuevas ante esta maniobra política. Era previsible pero no porque los inmigrantes ya supongan casi un 25% de la población que reside en este país, es decir, no se les dará el voto porque sean una realidad social y demográfica, sino porque se convierten en aquel reducto enorme de posibles votantes que pueden hacer ganar a un partido las elecciones frente a los demás. Expliquemos las cosas: si los que predominan el panorama político son PSOE y PP; si cada vez la abstención política se manifiesta a la hora de votar en las elecciones, sigue viva y no hay quien movilice a todo el electorado a votar el domingo de turno; y si cada vez más existe un electorado “fiel” a un partido concreto, con lo que la única esperanza era captar a ese “voto del centro” que hoy pasa de ir a votar y a veces da el “voto de castigo” (en otros países europeos es la tendencia en alza), sólo les queda a los profesionales de la urna, del meeting y de los discursos facilotes el mirar hacia nuevos electores, oh, casualidades de la vida, los inmigrantes.
En su día, cuando España era lo más parecido a una ramera desesperada de bajo standing que se abría a todo nuevo inquilino, ya sabían estos políticos que iban a votar que SÍ en el Congreso de los Diputados cuando se tenga que votar si se les da o no derecho a votar en las elecciones a estos inmigrantes que no paran de entrar masivamente en España. Ya sabían de qué iba todo este cacao y este despiporre: a la patronal le convenía bajar salarios y mano de obra semi-esclava, tanto nacional como extranjera (y hoy estamos viendo perfectamente que así ha sido) y a los políticos profesionales les convenía que en un futuro tuvieran más votos que el contrario, y la única forma que habría sería “crear” votantes, y si los españolitos no pueden tener más hijos, que vengan los de fuera a parirlos.
Y este es el resultado: si los inmigrantes que cumplan los requisitos (presentar una situación de regularidad, etcétera) pueden votar en las próximas municipales, 2.800.000 extranjeros inmigrantes, 1.300.000 de los cuales son inmigrantes de fuera de Europa, decidirán algo más que un partido al que votar, porque en juego están muchas alcaldías. Y si votan en las municipales, ¿qué sentido tendrá que no lo hagan en las autonómicas, las generales y las europeas? Y hagamos cálculos con ejemplos: si en la Comunidad de Madrid votaran, serían unos 400.000 votos, o lo que es lo mismo, lo suficiente como para sacar ya un diputado en el Congreso español (¡vaya-por-Dios!, el que sacó UPyD).
Lo que harán los partidos profesionales
Casi millón y medio de votantes que PSOE y PP tratarán de arrancarse de las manos como bestias sedientas de poder y dinero que son. El PP, en pleno lavado de imagen y cambio de estrategia política, se acercará de nuevo a aquel “votante del centro” que ha perdido en las anteriores elecciones y que lo veía demasiado “de derechas”, así que rebajará el contenido virulentamente anti-izquierdista para dedicarse al liberalismo económico y al liberalismo político, es decir, individualismo feliz y buen-rollista para todos, derechos para todos, eliminemos al Estado. Y en esta maniobra entrará también el voto inmigrante: que vengan, que vengan, que estamos en crisis y necesitaremos crear puestos de trabajo (esclavo) para reactivar nuestra economía (especulativa) y les otorgaremos derechos civiles, políticos y sociales (y el deber de votarnos religiosamente). El PP, ¿anti-inmigración? Algunos cayeron en su discurso pero la realidad se demuestra contraria a las palabras.
Luego estarán los intentos desesperados de captar votantes de IU (o “Izquierda Hundida”, o “Izquierda Desunida”). Lástima que duplicar el discurso del PSOE sólo produzca un resultado: trasvase de votos al PSOE desde IU y desmorone del poder del partido a la izquierda del PSOE. Así que estos nuevos votantes, si es que saben que existe IU, votarán igualmente al PSOE de tener que votar a alguna “izquierda”.
Y, por supuesto, los partidos autonomistas o independentistas que tratarán de hacer creer a los nuevos votantes inmigrantes que, de estar solitos y separados de España, tendrían más derechos y más dinero. Tal cual es la baza del independentismo catalán con Puigcercós al frente de Ezquerra/ERC: el independentismo cultural no lo podrán conseguir y el único camino a la independencia es sembrar la creencia de la bonanza económica en una Cataluña libre y sin España como lastre. A ver a cuantos inmigrantes engaña con ello… si es que le entienden, porque claro, en castellano no dará discursos… CiU y el PNV se enfrentarán a sus alter-egos internos que piden “pureza racial”, o mejor dicho, burguesía racial pero autóctona. Pero como siempre los cristiano-demócratas acabarán por tirar al monte y la lengua, la tradición y el folklore se pueden ir al garete si con ello se consiguen más votantes.
El PSOE: la política de la doble cara
Pero ¿y la gran máquina electoral, o sea el PSOE? Su jugada es la de captar todo el voto inmigrante bajo el pretexto de “yo os di papeles, yo os di el voto, yo, yo, yo…”. “Sin él, estaríais perdidos, inmigrantes”, tal es la idea a transmitir. Curiosos movimientos de fichas, si tenemos en cuenta que el PSOE es el mismo partido que en la primera legislatura de ZP-Presidente abrió las fronteras, y en la segunda legislatura las cierra con toda la mala leche posible. Es el mismo PSOE que cambia el significado de las cosas para confundir al personal (no es trasvase, no es crisis). El mismo que hoy viste de “obrero” y mañana se abstiene en el Consejo de Ministros europeos de Trabajo para que se de luz verde a la votación que amplíe hasta 65 horas semanales laborables el tope de los países miembros de la Unión Europea. El mismo que promete no rebajar los servicios sociales del Estado pero advierte “austeridad”.
El PSOE se manifiesta hoy más que nunca en estado puro: es la máquina electoral, la máquina política profesional, la burocrática que se echa raíces en las instituciones y no las suelta. El que cuando le conviene da papeles y cuando la patronal no quiere más los quema; el que gestiona “socialistamente” las huelgas de transportistas y pescadores a porrazo y a pelotazo limpios.
Siguiendo esta lógica, no puede sorprender a nadie que el PSOE tenga esta genialidad ahora. En la UE pide precaución con el tema inmigrante, aboga por una estrategia propia del primer Berlusconi. Y en casa hace y deshace lo que le parezca. El poder y sus manejes.
Impedimentos legales
En la Constitución, artículo 13.2, se contempla la posibilidad de que los extranjeros voten en España siempre y cuando existan tratados recíprocos al respecto con sus países de origen, como sería el caso de los países miembros de la UE (donde los españoles podemos votar en sus comicios municipales como mínimo, y viceversa). Pero no son los países de origen de la inmensa mayoría de inmigrantes residentes en España: ¿qué hay de los ecuatorianos, de los colombianos, de los marroquíes, de los (gitanos) rumanos, etcétera? Una de dos: o se reforma la Constitución, cosa muy difícil, o bien se firman más tratados bilaterales pactando esta nueva realidad política electoral. Tiene faena el Gobierno, pues, y tiene con qué marear la perdiz en tiempos de crisis… si cree que le conviene.
La realidad: ¿un nuevo eje político para elegir?
Si los partidos que se nutren del circo democrático y moderno pretenden absorber a estos nuevos votantes, ¿nadie va a oponerse? En principio ningún partido “de los grandes” va a hacerlo. Pero eso no significa que no existan dos corrientes de opinión popular: los que estén a favor y los que estén en contra de otorgar este derecho a los extranjeros inmigrantes. Puede uno estar a favor de la inmigración y en contra de esta iniciativa, o estar en contra de la inmigración y de esta medida también. Y esta realidad social autóctona se verá reflejada en un nuevo espacio político. Se considera en círculos académicos que existen dos grandes ejes en la política española: el eje izquierda-derecha y el centralismo-independentismo. El primero no tiene más misterio que el de la definición de qué es izquierda y qué derecha para el ciudadano; y el segundo recoge las impresiones desde el extremo de centralismo total del Estado español hasta el “café para todos” soberanista e independentista de ciertos colectivos. Pero a ello se podría añadir otros temas, como el ecologismo, el nivel de tolerancia hacia los usos y costumbres sociales de los homosexuales, o la religión. Pero no menos importante que todos ellos es el tema de la inmigración. Con este paso hacia delante de los partidos del Sistema ellos se posicionan dentro del campo “a favor de la inmigración”, pero existe una masa de votantes incluso de estos partidos que no están a favor de la inmigración, sea más o menos masiva. Y entonces existe un espacio para otro eje político, el de la inmigración, y por ende para otros partidos políticos que defienden el “en contra de la inmigración”.
Es entonces uno de los lugares del MSR: si bien pasamos del eje izquierda-derecha porque ni el PSOE es de izquierdas, ni tiene ya sentido hablar de ello (o se está por y dentro del Sistema o bien se trata de combatir al Sistema dentro o fuera de él, como el MSR), y si consideramos enemigos del pueblo español tanto a separatistas como a separadores (los dos extremos del otro eje, el centralismo-independentismo), donde sí que encajamos es en el nuevo eje inmigración SÍ – inmigración NO. Como estamos fuera de los discursos demagógicos baratos y estúpidos, de los cantos de sirena y de las promesas electorales, y fuera de los intereses y de los grupos de presión sean la patronal, los bancos o las grandes empresas, el MSR puede decir y hacer lo que quiera hacer, y valientemente se pone en el lado del NO. Hay que parar a la inmigración, de efectos tan destructivos para nosotros como para los que llegan, y lo decimos sin tapujos y sin sonrojos humanistas. Y si decimos que NO, también por lógica decimos que si han de votar, que voten en su país y que cambien las cosas en su país, al que como mínimo deberían tenerle ese respeto por sus ancestros y sus raíces.
Y por último, el MSR utilizará un argumento tan simple como lógico y normal: si cada uno mira por su interés o en todo caso en el de su comunidad, su “familia”, ¿por qué los extranjeros inmigrantes iban a mirar por nuestros intereses a la hora de votar? ¿Quién lo hará por nosotros, si los partidos profesionales miran con ojos sedientos a estos nuevos votantes y descuidarán de los efectos que ello produzca a los españoles? No quedará más remedio que lanzarnos a la palestra. El MSR con los ciudadanos españoles y europeos, jamás contra nuestros intereses. Y a quien no le guste, es que no defenderá nuestros intereses. ¡Sin miedo!
http://www.elpais.com/articulo/espana/300000/inmigrantes/ecuatorianos/podran/votar/elecciones/municipales/elpepuesp/20090220elpepinac_14/Tes
El Consejo de Ministros estudiará hoy un acuerdo con Ecuador para que los inmigrantes de esa nacionalidad puedan votar en las próximas elecciones municipales, previstas para 2011. Los 421.527 ecuatorianos que residen legalmente en España forman la segunda mayor colonia de extranjeros no comunitarios, tras los marroquíes. De ellos, 327.209 son mayores de 16 años; es decir: dentro de dos años tendrán la edad requerida para ejercer el sufragio. Los electores deberán poseer, además, el permiso de residencia permanente (cinco años ininterrumpidos de estancia legal en España). El acuerdo será rubricado el próximo miércoles, en Quito, por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y su homólogo ecuatoriano. En los dos días siguientes, Moratinos se reunirá en esa capital con los embajadores españoles en Latinoamérica. El texto que examinará el Consejo de Ministros incluye el "principio de reciprocidad" que la Constitución exige para que los extranjeros puedan votar en España. Es decir, que a partir de ahora también los 2.900 españoles que, según el Censo Español de Residentes Ausentes, viven en Ecuador podrán votar en los comicios locales de aquel país. Este acuerdo es el sexto que el Gobierno firma en un mes para incorporar a los inmigrantes a las municipales. Ha rubricado otros similares con Colombia, Perú, Argentina, Trinidad y Tobago e Islandia.
¿Que voten los inmigrantes? (MSR dice: ¡ellos NO nos representan!)
Para algunos, que los inmigrantes extracomunitarios votaran en España era impensable; para otros, algo inevitable en el futuro. Pero para los críticos con todo el circo político-partitocrático juzgamos este hecho como un paso más de las estrategias electoralistas de los grandes partidos. De hecho entra dentro de la lógica.
Consideraciones previas
Nadie debería asustarse de nuevas ante esta maniobra política. Era previsible pero no porque los inmigrantes ya supongan casi un 25% de la población que reside en este país, es decir, no se les dará el voto porque sean una realidad social y demográfica, sino porque se convierten en aquel reducto enorme de posibles votantes que pueden hacer ganar a un partido las elecciones frente a los demás. Expliquemos las cosas: si los que predominan el panorama político son PSOE y PP; si cada vez la abstención política se manifiesta a la hora de votar en las elecciones, sigue viva y no hay quien movilice a todo el electorado a votar el domingo de turno; y si cada vez más existe un electorado “fiel” a un partido concreto, con lo que la única esperanza era captar a ese “voto del centro” que hoy pasa de ir a votar y a veces da el “voto de castigo” (en otros países europeos es la tendencia en alza), sólo les queda a los profesionales de la urna, del meeting y de los discursos facilotes el mirar hacia nuevos electores, oh, casualidades de la vida, los inmigrantes.
En su día, cuando España era lo más parecido a una ramera desesperada de bajo standing que se abría a todo nuevo inquilino, ya sabían estos políticos que iban a votar que SÍ en el Congreso de los Diputados cuando se tenga que votar si se les da o no derecho a votar en las elecciones a estos inmigrantes que no paran de entrar masivamente en España. Ya sabían de qué iba todo este cacao y este despiporre: a la patronal le convenía bajar salarios y mano de obra semi-esclava, tanto nacional como extranjera (y hoy estamos viendo perfectamente que así ha sido) y a los políticos profesionales les convenía que en un futuro tuvieran más votos que el contrario, y la única forma que habría sería “crear” votantes, y si los españolitos no pueden tener más hijos, que vengan los de fuera a parirlos.
Y este es el resultado: si los inmigrantes que cumplan los requisitos (presentar una situación de regularidad, etcétera) pueden votar en las próximas municipales, 2.800.000 extranjeros inmigrantes, 1.300.000 de los cuales son inmigrantes de fuera de Europa, decidirán algo más que un partido al que votar, porque en juego están muchas alcaldías. Y si votan en las municipales, ¿qué sentido tendrá que no lo hagan en las autonómicas, las generales y las europeas? Y hagamos cálculos con ejemplos: si en la Comunidad de Madrid votaran, serían unos 400.000 votos, o lo que es lo mismo, lo suficiente como para sacar ya un diputado en el Congreso español (¡vaya-por-Dios!, el que sacó UPyD).
Lo que harán los partidos profesionales
Casi millón y medio de votantes que PSOE y PP tratarán de arrancarse de las manos como bestias sedientas de poder y dinero que son. El PP, en pleno lavado de imagen y cambio de estrategia política, se acercará de nuevo a aquel “votante del centro” que ha perdido en las anteriores elecciones y que lo veía demasiado “de derechas”, así que rebajará el contenido virulentamente anti-izquierdista para dedicarse al liberalismo económico y al liberalismo político, es decir, individualismo feliz y buen-rollista para todos, derechos para todos, eliminemos al Estado. Y en esta maniobra entrará también el voto inmigrante: que vengan, que vengan, que estamos en crisis y necesitaremos crear puestos de trabajo (esclavo) para reactivar nuestra economía (especulativa) y les otorgaremos derechos civiles, políticos y sociales (y el deber de votarnos religiosamente). El PP, ¿anti-inmigración? Algunos cayeron en su discurso pero la realidad se demuestra contraria a las palabras.
Luego estarán los intentos desesperados de captar votantes de IU (o “Izquierda Hundida”, o “Izquierda Desunida”). Lástima que duplicar el discurso del PSOE sólo produzca un resultado: trasvase de votos al PSOE desde IU y desmorone del poder del partido a la izquierda del PSOE. Así que estos nuevos votantes, si es que saben que existe IU, votarán igualmente al PSOE de tener que votar a alguna “izquierda”.
Y, por supuesto, los partidos autonomistas o independentistas que tratarán de hacer creer a los nuevos votantes inmigrantes que, de estar solitos y separados de España, tendrían más derechos y más dinero. Tal cual es la baza del independentismo catalán con Puigcercós al frente de Ezquerra/ERC: el independentismo cultural no lo podrán conseguir y el único camino a la independencia es sembrar la creencia de la bonanza económica en una Cataluña libre y sin España como lastre. A ver a cuantos inmigrantes engaña con ello… si es que le entienden, porque claro, en castellano no dará discursos… CiU y el PNV se enfrentarán a sus alter-egos internos que piden “pureza racial”, o mejor dicho, burguesía racial pero autóctona. Pero como siempre los cristiano-demócratas acabarán por tirar al monte y la lengua, la tradición y el folklore se pueden ir al garete si con ello se consiguen más votantes.
El PSOE: la política de la doble cara
Pero ¿y la gran máquina electoral, o sea el PSOE? Su jugada es la de captar todo el voto inmigrante bajo el pretexto de “yo os di papeles, yo os di el voto, yo, yo, yo…”. “Sin él, estaríais perdidos, inmigrantes”, tal es la idea a transmitir. Curiosos movimientos de fichas, si tenemos en cuenta que el PSOE es el mismo partido que en la primera legislatura de ZP-Presidente abrió las fronteras, y en la segunda legislatura las cierra con toda la mala leche posible. Es el mismo PSOE que cambia el significado de las cosas para confundir al personal (no es trasvase, no es crisis). El mismo que hoy viste de “obrero” y mañana se abstiene en el Consejo de Ministros europeos de Trabajo para que se de luz verde a la votación que amplíe hasta 65 horas semanales laborables el tope de los países miembros de la Unión Europea. El mismo que promete no rebajar los servicios sociales del Estado pero advierte “austeridad”.
El PSOE se manifiesta hoy más que nunca en estado puro: es la máquina electoral, la máquina política profesional, la burocrática que se echa raíces en las instituciones y no las suelta. El que cuando le conviene da papeles y cuando la patronal no quiere más los quema; el que gestiona “socialistamente” las huelgas de transportistas y pescadores a porrazo y a pelotazo limpios.
Siguiendo esta lógica, no puede sorprender a nadie que el PSOE tenga esta genialidad ahora. En la UE pide precaución con el tema inmigrante, aboga por una estrategia propia del primer Berlusconi. Y en casa hace y deshace lo que le parezca. El poder y sus manejes.
Impedimentos legales
En la Constitución, artículo 13.2, se contempla la posibilidad de que los extranjeros voten en España siempre y cuando existan tratados recíprocos al respecto con sus países de origen, como sería el caso de los países miembros de la UE (donde los españoles podemos votar en sus comicios municipales como mínimo, y viceversa). Pero no son los países de origen de la inmensa mayoría de inmigrantes residentes en España: ¿qué hay de los ecuatorianos, de los colombianos, de los marroquíes, de los (gitanos) rumanos, etcétera? Una de dos: o se reforma la Constitución, cosa muy difícil, o bien se firman más tratados bilaterales pactando esta nueva realidad política electoral. Tiene faena el Gobierno, pues, y tiene con qué marear la perdiz en tiempos de crisis… si cree que le conviene.
La realidad: ¿un nuevo eje político para elegir?
Si los partidos que se nutren del circo democrático y moderno pretenden absorber a estos nuevos votantes, ¿nadie va a oponerse? En principio ningún partido “de los grandes” va a hacerlo. Pero eso no significa que no existan dos corrientes de opinión popular: los que estén a favor y los que estén en contra de otorgar este derecho a los extranjeros inmigrantes. Puede uno estar a favor de la inmigración y en contra de esta iniciativa, o estar en contra de la inmigración y de esta medida también. Y esta realidad social autóctona se verá reflejada en un nuevo espacio político. Se considera en círculos académicos que existen dos grandes ejes en la política española: el eje izquierda-derecha y el centralismo-independentismo. El primero no tiene más misterio que el de la definición de qué es izquierda y qué derecha para el ciudadano; y el segundo recoge las impresiones desde el extremo de centralismo total del Estado español hasta el “café para todos” soberanista e independentista de ciertos colectivos. Pero a ello se podría añadir otros temas, como el ecologismo, el nivel de tolerancia hacia los usos y costumbres sociales de los homosexuales, o la religión. Pero no menos importante que todos ellos es el tema de la inmigración. Con este paso hacia delante de los partidos del Sistema ellos se posicionan dentro del campo “a favor de la inmigración”, pero existe una masa de votantes incluso de estos partidos que no están a favor de la inmigración, sea más o menos masiva. Y entonces existe un espacio para otro eje político, el de la inmigración, y por ende para otros partidos políticos que defienden el “en contra de la inmigración”.
Es entonces uno de los lugares del MSR: si bien pasamos del eje izquierda-derecha porque ni el PSOE es de izquierdas, ni tiene ya sentido hablar de ello (o se está por y dentro del Sistema o bien se trata de combatir al Sistema dentro o fuera de él, como el MSR), y si consideramos enemigos del pueblo español tanto a separatistas como a separadores (los dos extremos del otro eje, el centralismo-independentismo), donde sí que encajamos es en el nuevo eje inmigración SÍ – inmigración NO. Como estamos fuera de los discursos demagógicos baratos y estúpidos, de los cantos de sirena y de las promesas electorales, y fuera de los intereses y de los grupos de presión sean la patronal, los bancos o las grandes empresas, el MSR puede decir y hacer lo que quiera hacer, y valientemente se pone en el lado del NO. Hay que parar a la inmigración, de efectos tan destructivos para nosotros como para los que llegan, y lo decimos sin tapujos y sin sonrojos humanistas. Y si decimos que NO, también por lógica decimos que si han de votar, que voten en su país y que cambien las cosas en su país, al que como mínimo deberían tenerle ese respeto por sus ancestros y sus raíces.
Y por último, el MSR utilizará un argumento tan simple como lógico y normal: si cada uno mira por su interés o en todo caso en el de su comunidad, su “familia”, ¿por qué los extranjeros inmigrantes iban a mirar por nuestros intereses a la hora de votar? ¿Quién lo hará por nosotros, si los partidos profesionales miran con ojos sedientos a estos nuevos votantes y descuidarán de los efectos que ello produzca a los españoles? No quedará más remedio que lanzarnos a la palestra. El MSR con los ciudadanos españoles y europeos, jamás contra nuestros intereses. Y a quien no le guste, es que no defenderá nuestros intereses. ¡Sin miedo!