viernes, 8 de marzo de 2013

El lobo vuelve a criar en Madrid


Un lobo que es madrileño. Es uno de los siete ejemplares que los naturalistas han fotografiado y grabado en la sierra de Madrid. Vive en una superficie no superior a las 50 hectáreas, aunque puede seguir colonizando nuevas zonas en los próximos años.
El lobo ha regresado a la Comunidad de Madrid y ya cría en la vertiente madrileña de la sierra del Guadarrama, tras más de 60 años sin hacerlo. Así lo atestiguan las investigaciones —avaladas por fotos y vídeos— del grupo de naturalistas Sierra Carpetania que reflejan las evoluciones de siete ejemplares: dos adultos (pareja alfa), un subadulto y cuatro cachorros. Y es que aunque en los últimos años los lobos habían llevado a cabo incursiones por la sierra madrileña e, incluso, se habían producido ataques esporádicos al ganado, no se tenía constancia de que el cánido se hubiera reproducido en Madrid desde 1952.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno regional aclararon ayer que a ellos no les había llegado oficialmente ningún tipo de documentación que acreditase el establecimiento de la especie en Madrid y aseguraron que al ser un animal protegido son necesarios permisos para llevar a cabo una investigación, “algo que no tenían estas personas”, en referencia a los ecologistas que han conseguido las exclusivas imágenes. “En todo caso”, prosiguen, “no sería extraño que alguna pareja entrara desde la vertiente segoviana”. Por este motivo, los guardas forestales están atentos a sus movimientos, sobre todo a partir de febrero, momento en el que los ejemplares comienzan a buscar nuevos territorios.

“Iba en el coche a finales de agosto de 2010, como siempre observando el entorno, cuando divisé un lobo”, relata Omar Alonso, capataz forestal y educador ambiental de la Comunidad de Madrid en la Sierra Norte. El descubrimiento le animó a poner en marcha una búsqueda más concienzuda junto a sus compañeros Rubén Laso y Diego Martín, todos miembros de la Asociación Sierra Carpetania. “Se habían producido ataques a ganado en la zona, por lo que no nos pareció extraño que apareciera algún ejemplar, aunque fuera de forma esporádica”, indica Laso. Sobre todo si se tiene en cuenta que el lobo recolonizó las provincias de Segovia y Guadalajara en los años noventa, y en 1998 los cánidos ya criaron al norte de la provincia de Segovia, y en 2003 se dieron los primeros ataques al ganado en Somosierra. “Era solo cuestión de tiempo que llegaran aquí”, aseguran.

La zona, a pesar de su cercanía con Madrid, mantiene un hábitat todavía privilegiado, que permite el asentamiento de esta y otras especies. Desde encinares, a prados, pinares, matorrales… y con abundancia de corzos y jabalíes, dieta del cánido. “Son más de 125.000 hectáreas de territorio que se extienden por el Guadarrama, Sierra del Rincón y la cuenca del río Lozoya, con una densidad de población humana muy baja”, explica Alonso.

El lobo recupera territorios de donde había desaparecido desde hace más de medio siglo.

Los tres naturalistas comenzaron a acotar el terreno, estudiando excrementos y marcajes. En otoño de 2010, instalaron las cámaras de foto trampeo. En septiembre de 2010, registraron a una loba adulta a la que se le intuían las mamas bajo el pelaje. “Todavía era complicado aventurar nada, teniendo en cuenta lo que se desplazan”, comenta Alonso. En la primavera del año siguiente grabaron a otra loba en avanzado estado de gestación en Madrid.

Durante ese verano continuaron las investigaciones sobre la ubicación del posible lugar de cría. Los aullidos, un método utilizado tradicionalmente para localizar a la especie, también ayudaron. “Una noche respondieron, fue muy lejano, pero suficiente”, recuerdan. En agosto de 2011, un año después de observar al primer lobo, llegó la recompensa: un vídeo en el que se ve a un cachorro de unos tres meses andando por la noche. “Calculamos que recorrieron entre 15.000 y 20.000 hectáreas antes de decidir cuáles eran las 50 hectáreas de terreno adecuadas para criar [en Madrid]”, explica Laso.

Era agosto de 2011, dejaron una cámara instalada de manera permanente con el riesgo de su robo. A las dos semanas, entre las imágenes, “apareció el cachorro”. En 2012, ya grabaron un adulto solitario, dos cachorros que van juntos y otro ejemplar de unos dos años de edad. El lobo se había establecido en Madrid. Ahora están a la espera de que la Comunidad les autorice la instalación de cámaras y la entrada a zonas restringidas.