jueves, 20 de marzo de 2014

La Fractura hidráulica o Fracking









La fractura hidráulica es la tecnología por la que se extraen gas y petróleo, con un método diferente una vez realizada la perforación. 


Explotación


La razón por la que se ha desarrollado ahora la explotación de esta técnica y no antes se debe a condiciones económicas, sin tener en cuenta los peligros para el Medio Ambiente.


Para poder extraer los combustibles de rocas  poco porosas, es necesario abrir las fracturas existentes mediante fluidos a presión, permitiendo unir las cavidades donde se encuentran alojados los hidrocarburos y facilitando también su liberación desde la matriz. Dicha estimulación hidráulica tiene un área de influencia de varios cientos de metros alrededor del pozo, lo que produce repercusión en superficies horizontales que abarcan hasta  cientos de hectáreas alrededor de la perforación principal


Fluido de fracturación 



La composición del fluido y la presión a la que se inyecte, así como la profundidad del pozo, tienen relación directa con la peligrosidad del mismo para el medio ambiente, es por ello que la composición exacta de dichos fluidos es desconocida por la opinión pública, al igual que la composición del tabaco, aunque se publican voluntariamente ciertos datos de los productos que inyectan en miles de pozos. Generalmente, el fluido a inyectar  está compuesto por una disolución de agua (80-87%) ,  sales de Boro (1-2%) , Poliacrilamida, Metanol, Bisulfato Amónico (0,75-1%) y otros disolventes  altamente nocivos. La cantidad de fluido inyectada por pozo oscila de 2 a 28 millones de litros, cantidad que en ocasiones no se puede recuperar y permanece en el terreno explotado (suelo y subsuelo).


El fluido recuperado (70%-80%), se procesa en plantas de tratamiento de aguas pesadas. Dando por sentado las empresas que una parte no podrán recuperarla


DAÑOS AL MEDIO AMBIENTE.


Es sabido que la contaminación de acuíferos y pozos de agua por los fluidos de fracturación y también por  el metano desprendido  provoca deflagraciones en las zonas de suministro de agua potable cercanas. Si a esto le añadimos las ansias de rentabilidad por parte de ciertas empresas, que sin escrúpulos no se cortan a la hora de reducir costes en la cimentación de los pozos de perforación, tenemos también la contaminación de aguas superficiales por filtración. Podemos tener otra "balsa de Aznalcoyar": las balsas que almacenan el fluido de fracturación y el retorno, se disponen a cielo abierto y con una capa de plástico como aislamiento. Si llueve en exceso, estas balsas pueden desbordarse y los fluidos que contienen esparcirse por cientos de kilómetros.  En zonas donde se realiza esta práctica el número de terremotos aumentan, pudiendo llegar a Richter 7 en España. La introducción de fluidos a presión puede hacer que las fallas se desplacen y provocar daños mucho mayores que los pseudo beneficios que intentan vender al pueblo español.

 Por Melissa y Cartero Comercial.