martes, 22 de febrero de 2011

Manifestación en Dresde, crónica del MSR


Durante las 2 semanas anteriores, se han realizado en Dresde diversas actividades de recuerdo en relación a la destrucción de la ciudad por parte de los aliados en 1945. Entre ellas, se repartió abundante propaganda, se lanzaron miles de velas encendidas sobre el río Elba, se realizó una marcha nocturna con antorchas el día 13 por la noche, y para finalizar, debía realizarse una gran manifestación el sábado 19, la cual debía servir a la vez de recuerdo y de lucha contra la represión del año pasado, la misma que se esperaba en esta ocasión. A esta última dirigimos varios miembros del MSR.


Partimos el viernes 18 hacia Dresde, con las dudas de qué pasaría al día siguiente, ya que en esos momentos la manifestación se encontraba prohibida pendiente de recurso, y además, se esperaban unos 300 autobuses de contramanifestantes violentos, los cuales convocaban con total impunidad en su blog a los bloqueos ilegales, anunciando todos los puntos de bloqueo ante los distintos recorridos previstos, e incluso contaban con una oficina en la ciudad para informar de sus actividades ilegales y violentas. Así las cosas llegamos a Dresde, donde somos recibidos por miembros de la organización. Se nos informa de todas las posibilidades para el día siguiente, hasta que a las 11 de la noche llega la noticia de que el recurso ha sido admitido y la manifestación es legal, aunque desde luego no había ninguna garantía de que pudiese llevarse a cabo.


El sábado nos levantamos temprano y con las pilas cargadas, sabedores de que nos esperaba un duro día por delante. Tras pasar el primer control policial, en la estación de un pueblo cercano a Dresde, tomamos el tren y nos dirigimos a uno de los puntos de encuentro, la estación principal de la ciudad. Según nos vamos acercando, observamos un escenario más bien propio de un escenario de guerra. Prácticamente todas las calles están cortadas, y hay furgones de policía en cada esquina. Al llegar a la estación, nos situamos en una zona habilitada por la policía, donde se juntaban algo más de 100 furgonetas de policía, cañones de agua, tanquetas, etc. Además, unos 6 helicópteros de la policía tipo “Puma” (normalmente usados para labores militares) sobrevuelan la ciudad.


Se nos informa de que debemos permanecer en ese punto hasta que lleguen varios trenes con manifestantes, para dirigirnos al punto de inicio de la manifestación. Sin embargo, tras llegar dichos trenes y juntarnos cerca de un millar de manifestantes, la policía no nos deja proseguir nuestro camino; los contramanifestantes han llegado a los puntos de bloqueo, sin ningún esfuerzo policial por impedirlo. Desde nuestra posición se ve humo de barricadas ardiendo en diversos lugares. La tensión va aumentado, sobre todo al llegar noticias de que numerosos autobuses de nacionalistas están retenidos por la policía, mientras que todos los violentos han llegado sin problema. Así las cosas, la gente que se dirigía a los otros puntos de reunión decide hacer diversas marchas espontáneas por la ciudad, alguna de los cuales acabó en enfrentamientos con antifascistas. En nuestro punto, se despliegan las pancartas y banderas y comienzan a entonarse diversos cánticos, especialmente resuena “Dejad la calle libre a la juventud alemana”. La policía toma posiciones, a la vez que deja acercarse sin problemas a energúmenos que vienen a insultar y a provocar. Alrededor de las 2, la policía comunica que la marcha queda disuelta (¡cuando ni siquiera habíamos podido ir al lugar de comienzo!) La tensión se dispara y se producen diversos intentos sin éxito de romper el cerco policial. Mientras, a escasos metros, se forma otro bloqueo antifascista, sin que la policía haga absolutamente nada por impedirlo. Viendo el panorama, un miembro de la organización convoca a la gente para desplazarse a la cercana ciudad de Leipzig para realizar allí la marcha. A las 4, la policía nos deja entrar a la estación, dirigiéndose la inmensa mayoría de nacionalistas al andén por donde pasa el tren hacia Leipzig. Por nuestra parte tenemos que dirigirnos hacia nuestro alojamiento. Allí nos llegan las noticias de Leipzig. La policía, esos mismos que han sido incapaces de desbloquear las calles de Dresde para realizar una manifestación legal, han acudido raudos a Leipzig para impedir nuevamente la marcha nacionalista. La respuesta de nuestros camaradas, tras más de 12 horas de pie, bajo la nieve, sin comer… es no rendirse y continuar hasta otra ciudad para hacer valer nuestros derechos. Un auténtico ejemplo de lucha, fe y sacrificio.

Tras ésta actuación conjunta por parte de policía y antifascistas contra los nacionalistas, aún faltaban los últimos buitres por aparecer. Los titulares de los periódicos, tanto alemanes como del resto de Europa, hablaban de como “los ciudadanos de Dresde bloquearon la marcha nazi”, cuando, salvo algún perroflauta local, la práctica totalidad de contramanifestantes habían acudido de fuera, incluso del extranjero. Los ciudadanos de Dresde bastante tienen con aguantar como cada año unos descerebradas arrasan con su ciudad, suponemos que en un intento la gesta de sus amigos aliados.


Por nuestra parte, regresamos el domingo, cansados pero con un muy buen sabor de boca, pese a la brutal represión sufrida. Los alemanes nos han dado un auténtico ejemplo de organización y disciplina, sobre todo teniendo en cuenta que los organizadores son nacionalistas autónomos, que no cuentan con ayuda de ningún partido y que en su mayoría son bastante jóvenes. Nuestra voz ha sido escuchada, pesé a tener enfrente a 15000 antifascistas y 5000 policías, unidos de la mano. Además hemos pasado un gran fin de semana de camaradería y hermandad con diversos camaradas de Europa. Desde estas líneas, aprovechamos para mandar un fuerte saludo a la gente de Dresde que se ha portado con nosotros de una manera excepcional, y con los que, junto con hermanos franceses y suizos hemos redescubierto el auténtico sentido de la palabra CAMARADA. El año que viene, repetiremos sin duda.

David Abad