sábado, 9 de febrero de 2013

Potencial foco de contaminación entre Madrid-Toledo por los vertederos



Foto: CER
   Investigadores de las universidades Autónoma (UAM) y Politécnica de Madrid (UPM) han realizado un estudio que refleja que el emplazamiento de numerosos vertederos en el sureste de la Comunidad de Madrid está produciendo una potencial acumulación de metales pesados, lo que supone un "potencial foco de contaminación", según ha informado la UAM en un comunicado.

   En concreto, la zona evaluada en el estudio abarca un conjunto de áreas kársticas situadas al borde de los páramos que limitan el valle del río Tajo (provincias de Madrid y Toledo), en Chinchón, Morata de Tajuña, Ocaña y Villarrubia de Santiago.

   De acuerdo con el estudio, publicado por la revista 'Water, Air, & Soil Pollution', el emplazamiento de numerosos vertederos conlleva una potencial acumulación de Cobre, Plomo, Níquel y Zinc. Lo que (sumado a la karstificación del suelo, presencia de materiales salinos como yesos o carbonatos susceptibles de disolverse y movilizar metales pesados) supone un "potencial foco de contaminación" en toda la zona.

   Tras diez años de acumulación de residuos en estos basureros, la contaminación de los ambientes circundantes muestra concentraciones muy bajas o moderadas de los metales pesados mencionados, que pueden incrementarse con el tiempo. 

   Ocasionalmente, algunos vertederos incontrolados de escombros contienen cantidades importantes de estos metales, en comparación con los materiales geológicos y geomorfológicos del entorno (yesos, calizas, suelos rojos y coluviones).

VALORES MODERADOS Y NO ALARMANTES

   Según presenta el estudio, el conjunto de acuíferos kársticos de la zona, alimentados exclusivamente por las precipitaciones, son muy susceptibles a la contaminación, ya que (al contrario de lo que ocurre en los acuíferos detríticos) su capacidad de autodepuración es prácticamente nula.

   Por otro lado, en las canteras emplazadas en el interior de los interfluvios donde frecuentemente se albergan algunos vertederos, la infiltración del agua, a través de fisuras y diaclasas, incorpora numerosos contaminantes disueltos en las aguas que circularán preferentemente por los planos de estratificación hasta aflorar en las vertientes de los valles. 

   Sin embargo, después de varios años de uso y acumulación, la concentración de los contaminantes llega a valores moderados y no alarmantes, aclara el estudio.

   Los materiales fueron analizados por métodos mineralógicos y químicos, siguiendo además el procedimiento secuencial de extracción selectiva para la especiación de las formas metálicas. Los muestreos estudiados son ricos en carbonatos y la contaminación se combina con procesos de acumulación, sobre todo, en las vertientes.

   El estudio también constata cómo los procesos de arroyada parecen transportar con cierta eficacia, hacia aguas abajo en las laderas, estos contaminantes. Los suelos en las partes bajas de los depósitos y las áreas al pie de las vertientes suelen estar más contaminadas que los propios segmentos de aquellas.

   La porosidad derivada de la textura areno-limosa de los coluviones motiva que estas formaciones sean los conjuntos geomorfológicos más contaminados del sector.

   Entre todos los metales pesados estudiados, informa el estudio, el níquel es el más móvil. Este se desplaza en el subsuelo, por lixiviación, de manera más fácil que el resto de metales analizados, lo que se observa por sus elevadas concentraciones en profundidad.